Beatriz Lostalé · Carmen Ciórraga · Javier Sáez · Patricia Carrión · Manuel Zapata · ORC-oronilla
Inicio del viaje
Nuestra época de estudiantes de Bellas Artes se vio enriquecida por la posibilidad de disfrutar de becas en las que se nos abría la posibilidad de desarrollar un trabajo personal y artístico en terrenos ajenos al ámbito académico, con personas de contextos distantes y de algún modo en condiciones más cercanas a lo que el mundo real nos presentaría en el futuro.
Con el espíritu de seguir alimentando estos espacios de creación y de experiencia artística surgió la idea de embarcarnos en esta aventura que en sus inicios se nos antojó prometedora.
Con la voluntad y buena intención de todos aquellos que creíamos en este proyecto, comenzamos la andadura hacia la desconocida experiencia que habíamos decidido vivir.
Los primeros momentos fueron los que presentaron a todos los participantes que iban a formar parte de los días que vendrían. La primera en aparecer fue Olga de Madrid que venía desde la Terra gallega, buscando darle color a la archiconocida luz mediterránea a
través de la interacción en el paisaje usando coloridos tejidos como materia creativa. Al unísono, Beatriz oriunda de Galicia se presentaba desde Salamanca para aportarnos una forma de entender la técnica de la pintura como un acto consciente de libertad, expresividad y gesto infinito de frescura plástica. Tras ellas vinieron dos de los tres artistas del mediterráneo, ambos con cierto sello de la escuela que nos dejaron maestros como Sorolla y Pinazo, Carmen desde Valencia con una notable capacidad de síntesis y una paleta de color muy estructurada en matices que oscilan desde los grises más amortiguados, a los alegres verdes del follaje y Javier desde Alicante con una gran intuición para la generación de espacios en donde los tonos cremosos y sutiles generan ese mágico efecto de perspectiva aérea, propia de las montañas y bosques de la zona. El siguiente en sumarse al afortunado grupo fue Manuel desde tierras hispalenses, que con un estilo muy personal ha transformado la silueta de plataneras, palmeras y alguna conocida imagen de la iglesia de Altea, configurando sugerentes elementos dentro de un meditado espacio plástico-pictórico de arrebatadoras gamas de color que descubrirían una Altea no vista.
Por último llegaría desde tierra alicantina, Patricia que nos presentaría un trabajo analítico de nuestra topografía fluvial, con cautivadores y variados resultados en la representación de los reflejos acuáticos, con una búsqueda temática comprometida con su naturaleza más consciente.
Así fue el inicio de esta experiencia, la cuál se fue desarrollando con gran tesón, voluntad y paciencia por parte de los todos los integrantes, que a base de trabajo, esfuerzo y capacidad creativa, han sabido dejar plasmada en sus obras, las cuales han ido paulatinamente impregnándose de la magia que el entorno de nuestra localidad ha dejado en sus retinas y en sus corazones.
Creemos, y hablamos por experiencia, que esta vivencia les acompañará más allá de estos días, esperamos que les ayude en su larga y fructífera trayectoria y deseamos que su paso por Altea marque positivamente su futuro.
Nuestro más sincero agradecimiento por dejarnos acompañarles en esta parte de su viaje.
Iván Albalate Gauchía y José Antonio Hinojos Morales
No disponible
Deja tu comentario