José Plaza González
Estamos ante un libro repleto de palabras impregnadas de emociones, las alegrías, añoranzas y miedos que alberga el alma humana. Después de leer estas páginas, repletas de autenticidad, no sabría decir con qué asunto fundamental quedarme, de los que aquí se tratan; quizás con el referido al título, el peligro al que se refiere el autor, y que el lector descubrirá, junto a la melodía de una hermosa canción, al final de la obra. Aunque en el libro también palpita, incesante, el amor, el amor cumplido, el soñado, el inalcanzado tantas veces. Y el desamor, por supuesto, no el que se consume y extingue por el rutinario devenir de la vida, sino el que nos deja el alma a la intemperie, nos despoja de emociones y ternura, y duele. El desamor que nos abre la herida de la ausencia y nos hace sentir el frío abisal de la soledad.
(María del Mar Torrecilla Sánchez)
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