Un cuento con mucho cuento
Pasionporloslibros2022-04-18T09:08:21+00:00En un lejano país, había un rey muy bueno, inteligente y justo. Todo el reino lo quería, sabía escuchar a sus súbditos cuando venían a exponer sus quejas.
En un lejano país, había un rey muy bueno, inteligente y justo. Todo el reino lo quería, sabía escuchar a sus súbditos cuando venían a exponer sus quejas.
Max es el protagonista de una historia de ficción ambientada en la Barcelona de principios de la década de los ochenta. El joven reportero gráfico, vecino del barrio chino, se infiltra en los ambientes más diversos de la ciudad.
Dar visibilidad al pequeño legado de apuntes que Antonio Poveda Sanjuán tituló como «Memorias de mi odisea», era un deber y una responsabilidad que siempre sentí como contraída con la memoria oral del pueblo
Una vez alguien dijo que para tener un final feliz sólo hay que saber cuándo dejar de contar una historia.
El Trashumante narra la odisea de Ignacio, un muchacho nacido al final del siglo XIX en el seno de una humilde familia de Castilla. En tiempo de la depresión previa a la gran guerra y tras vanos intentos por encontrar su identidad en el entorno que le vio crecer, se ve obligado a tomar otros caminos obligado por la necesidad de subsistir.
Ejércitos de muertos que avanzan destrozando todo a su paso y aumentan con su hambre sus tropas y multiplican su ejército a cada instante. Soldados perfectos. No tienen que descansar, no pueden dormirse durante una guardia. No necesitan pararse a comer ni a dormir. No hay forma de razonar con ellos ni de negociar una paz.
¿Puede el amor nacer de la venganza o de la muerte?
Mucho tiempo antes de que se inventara la escritura, las personas ya transmitían su sabiduría oralmente empleando cuentos fabulados, dejando en ellos reflejados los conocimientos de sus antepasados.
«El fossar de la pedrera». En español «cementerio de la cantera», forma parte del Cementerio de Montjuïc, y fue utilizado como fosa común para 4.000 víctimas de la represión franquista.
Todos notaron que ya estaban en otro país, aunque Camila no vio en ningún momento la mítica raya que se supone los delimitaba.