Ni verdad ni razón, es recaudación
Manuel Jiménez
En el mundo de los Dolfos ya pasó a la historia el tiempo en que Robin Dolfo era el héroe que se enfrentaba a los recaudadores de impuestos del sheriff de Dottinghan.
Los recaudadores, arramplaban con todo lo que pillaban en las casas de los poblados lindantes con el bosque, por supuesto después de golpear y humillar a sus moradores.
Entonces, llegaba Robin, Little Dolfo y su pandilla de buenos que robaban y ridiculizaban a los agentes del sheriff hasta hacerles aparecer como payasos a la vista de sus jefes.
«¿no comprendéis la diferencia entre robar y quitarle a un hombre lo que no le pertenece?»
Así, a golpe de payasadas, Robín forjó su leyenda para los defraudadores del futuro. Si, defraudadores, porque hoy en día los héroes son los recaudadores y los demás dolfos son todos defraudadores que solo piensan en ganarse la vida de buena fe y no entienden que derecho a estar, solo se gana cumpliendo con los sheriffs de Dolfovilla.
Por supuesto, si no pagas a la cárcel. Además, se cuenta con auténticos profesionales de la multa como los de estas historias. Superhéroes capaces de convertir el más vulgar acontecimiento en una oportunidad única de recaudación.
¡Ah! que no conocéis a los Dolfos. ¡Nomal! porque esas criaturitas hijas de una bombilla solo viven en un mundo paralelo al nuestro. Si, parecido al nuestro, pero en otra dimensión donde los despropósitos son la norma habitual. Que ¿qué tipo de despropósitos? Imaginaros que circulando por una rotonda, todos los coches que van a torcer a la izquierda se pusieran a la derecha y viceversa, a la izquierda todos los que van a torcer a la derecha. Eso no pasa en nuestro mundo…
De ellos van estas historias dolfas, pasen y vean:
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